Improvisando un viaje de senderismo en el cinturón volcánico del norte de Ecuador
Fecha de emprender: 5 de octubre de 2021. Publicado: 11 de junio de 2023.
De vez en cuando, escuchamos de un alma aventurero quien se ha puesto en camino por bicicleta sin ninguna ruta en su mente, y ha culebreado una ruta por algún parte escénico de la mapa. Es más raro hacer esto a pie, por al menos dos razones, primero: peatones se mueven lentamente y no pueden llevar mucho, pues hay que planear con cuidado para que se tiene suficiente comida hasta el siguiente poblado, y segundo: caminar en carreteras no es muy divertido, pues las rutas están limitadas a áreas subdesarrolladas cuales no son siempre unidas. Caminos más largos usualmente siguen senderos de largas distancias existentes, los cuales son cada vez más comunes gracias a proyectos como el Camino Transcaucásico.
Sin embargo, en algunos países, como Ecuador, caminos de largas distancias no existen todavía, y un caminante quien quiere atravesar al país debe improvisar su ruta. Incluso en lugares donde caminos de largas distancia existen, hay una libertad atractiva para idear nuevos. Notable excursionista británico Alfred Wainwright inventó su ruta “Costa a Costa” para inspirar “originalidad e iniciativa”, aunque irónicamente la ruta es un Camino Nacional en el UK hoy en día. Desde su tiempo, se ha vuelto aún más fácil planear una ruta: cuando se usa apps de mapas, ni siquiera es necesario planificar el viaje con antelación; cada sección se puede improvisar solo unos días antes.
Me gustó la idea de hacer una caminata de estilo libre a través de Ecuador. Un razón fue que no era suficientemente organizado para planear una ruta antes de mi viaje. Sin embargo, también me gustó la idea de ser libre para ir a donde quisiera, a raíz de la restrictiva pandemia de covid.
Encontré la libertad que estaba anhelando. El terreno de senderismo más adecuado está en las tierras altas, donde el paisaje es principalmente un páramo empapado, a través del cual se puede caminar en cualquier dirección. Me recordó de Escocia hasta que se disipó la niebla y yo vi colibríes, picos volcánicos, y huellas de tapires. Tejí mi camino hacia el sur a través del Callejón de Volcanes, cuyos picos cada uno tenía su propio carácter, desde el “garganta de fuego” de Tungurahua hasta la corona fria de El Altar. Irónicamente, mi caminata de estilo libre me hace pensar que sería maravilloso si Ecuador tuviera un camino de larga distancia por su espina.